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Automotivación, ¿Quién es Responsable?

Mar 09, 2023
Virtuosum
Automotivación, ¿Quién es Responsable?
7:29
 

 

En 2022 la Selección Mexicana de Futbol pasó por momentos muy difíciles para calificar al Campeonato Mundial de Qatar. Las críticas de cronistas especializados no se hicieron esperar.

 

Durante el partido frente a Honduras los futbolistas mexicanos lucieron su irresponsabilidad. Su manera de trasladar el balón en la cancha y su lento deambular reflejaban apatía y pérdida de compromiso. No mostraron interés en jugar a lo grande, como sí lo hacen en sus respectivos equipos profesionales. Claro, allí devengan los grandes sueldos.

 

Los jugadores convocados a jugar en este partido fueron los mejores que tiene a su disposición el seleccionador, estaban en la cancha, pero no se coordinaban bien, no llegaban a la portería contraria, no alcanzaban pases en profundidad con fuerza suficiente como para derrotar pronto al enemigo. Al final, a balón parado, lograron el gol que les dio el triunfo.

 

Ahora bien, si tienes en la cancha a los mejores jugadores disponibles, ¿son ellos los responsables de su accionar? ¿deben motivarse a sí mismos para salir triunfantes? ¿basta con ponerlos en la cancha y que ellos jueguen de la mejor manera?

 

Se ha dicho muchas veces que resulta enigmático que cuando reúnes a personas con un IQ de 140 al desempeñarse en conjunto acaban con un promedio de 100. ¿Por qué en vez de potenciarse se neutralizan mutuamente y decrecen su funcionamiento?

 

En un deporte de alto nivel competitivo como es el futbol es requerido que cada jugador se motive a sí mismo con fuerza para alcanzar los niveles elevados que se esperan de él. Si los jugadores mantienen en su corazón y en su mente un cúmulo de preocupaciones personales resulta natural esperar que no puedan concentrarse en el juego y dar lo máximo. Imagínate, lo que está en juego es cumplir el sueño de todo futbolista, ir al Mundial de Futbol. Es la gran ilusión. Si eso no los motiva, entonces ¿qué será?

 

Los diálogos internos, lo que nos decimos a nosotros mismos, debemos controlarlos para que sean mensajes positivos que nos impulsen y no pensamientos negativos que nos paralicen. Eso está en el ámbito de nuestras posibilidades, potenciarnos a nosotros mismos debe ser una tarea de cada día. Reafirmar lo bueno que somos, las capacidades que poseemos y la enorme posibilidad para conquistar lo que nos hemos propuesto es tarea diaria. Si en vez de ello desconfiamos de nosotros mismos y nos llenamos de dudas, acabaremos fracasando. No podemos permitírnoslo.

 

Ahora bien, la automotivación individual no basta, es necesaria pero no suficiente. El jugador está bajo los reflectores, a la luz de todo mundo que anhela que triunfen, para ello es necesario que jueguen bien, que se esmeren, que dejen en la cancha toda su habilidad y su entrega decidida para lograr el triunfo que desean ver sus seguidores.

 

Pero ¿ello es suficiente? Por supuesto que no. Cuando se convoca a varias personas para jugar en conjunto, debe entenderse que a partir del momento en que se encuentran juntos, las posibilidades de desempeñarse bien es responsabilidad del líder, de los líderes en cascada.

 

En una empresa el director, el gerente y el jefe de departamento integran la cadena de mando y juega un gran papel la forma en que ellos se coordinan entre sí. A partir de allí viene juzgar el desempeño individual de los colaboradores, conseguir que cada uno sepa qué debe hacer, el cómo y el cuándo hacerlo, cómo coordinarse con sus compañeros y qué se tendrá como un buen cometido y qué será considerado una falla, todo ello es responsabilidad del líder directo, el que trata con los colaboradores, ¡ah! Pero eso sólo se logrará si la cadena de mando se entiende bien.

 

En la empresa, se le llama con dos palabras muy reconocidas: cultura y clima organizacional. Si no hay trabajo previo para definir y trabajar con absolutamente todos los integrantes de la empresa; entonces, no nos sorprenda que a los niveles inferiores no sepan cuáles son los lineamientos por seguir.

 

En el caso de la Selección Mexicana la gran responsabilidad recae en toda la red de mando, desde el presidente de la federación de futbol y en particular, la persona seleccionada como director técnico. Aquí es donde la puerca tuerce el rabo.

 

Se dice, se rumora, que el director técnico, el Tata Martino, argentino rodeado de argentinos, en vez de observar partidos de mexicanos en acción, se va a su rancho en Argentina, a montar a caballo, cosa que dudo porque su regordeta figura da la impresión de que no hace ejercicio. Al parecer en su contrato el presidente de la federación no le estableció reglas a cumplir porque se da por entendido que el Tata cuenta con un gran sentido de responsabilidad para sacar adelante su cometido de calificar a la selección mexicana, algo que debió conseguir tres partidos antes y que hoy con el éxito de Canadá y Estados Unidos, deja mal parado a México.

 

En un artículo anterior comenté la enorme y disciplinada labor de los líderes del Club Atlas, desde el presidente hasta el último de los jugadores contaron con una filosofía que los impulsó a hacer de la frase “a lo Atlas” un referente de compromiso y dedicación por lograr la excelencia, lo que les permitió ganar el campeonato nacional de la temporada pasada.

 

En conclusión, si un líder no hace presencia y no crea estructura los jugadores carecen de la motivación suficiente y se limitan a pasear la pelota sin una idea clara de a qué juegan, no hay estrategia definida y carecen de la inspiración y guía para entregarse en la lucha competitiva. En claro contraste con los grandes directores técnicos como Pep Guardiola, Cholo Simeone o Jorgen Klupp, que los vemos entregados a sus respectivos equipos ensayando jugadas, obligando a entrenamientos fuertes y, sobre todo, inyectando ganas de triunfar en cada partido. No hay partidos especiales para ellos, todos son importantes, hay que ganarlos, hay que hacer del triunfo un hábito y consiguen inyectar esos mensajes a sus jugadores a base de cercanía y ejemplo, no se puede dirigir adecuadamente a control remoto, es preciso hacer presencia.

 

Te invito a la reflexión, tu equipo ¿eleva el QI de cada miembro o lo disminuye?

 


 

¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

 

VINCE LOMBARDI: “La victoria no es todo, las ganas de triunfar sí lo son”.

 

 

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