Creencias o las Trampas del Pensamiento

Mar 20, 2024

Virtuosum

5:47

¡Hola! Bienvenido al blog de Alfredo Esponda. Gracias por estar aquí, te ofrezco una reflexión más. Espero te sea útil y agradable.

Mucha gente piensa que nos mandan nuestros pensamientos, pero, olvidan sus raíces: nuestras creencias. Esas convicciones que hemos ido forjando a lo largo de los años y que, a base de insistencia, ya ni nos percatamos de su presencia. Simplemente respondemos a ellas, a menos de que las sometamos a cuestionamiento. ¿Para qué dudar? Es más fácil dejarse llevar.

Si no te es molesto te invito a ver la secuencia que he llamado la Reingeniería Conductual. No te hace falta. Todo arranca con el arsenal de creencias que tenemos y mantenemos en nuestra bodega, ellas nos controlan. Tenemos sesgos con respecto a (casi) todo. Allí donde no hay sesgos estamos vírgenes de pensamiento, puros y limpios, listos para ser infectados por la primera impresión que nos ataque. Por eso, los jóvenes son el “target” de la propaganda política.

A partir de nuestras creencias armamos razonamientos que son muy bien armados (eso creemos), luego articulamos una serie de opiniones que, por supuesto, alegamos que son libres de influencias, pero no.

Nos ayuda el momento para ejemplificarlo. El domingo 17 de marzo de 2024 fuimos amplios testigos del debate entre candidatos a presidir el gobierno de la CDMX para el periodo sexenal 2024-2030. Los contendientes fueron Clara Brugada (representando a la coalición encabezada por MORENA), Santiago Taboada (representando a la coalición PAN-PRI-PRD) y Salomón Chertorivski (representando a Movimiento Ciudadano).

¿Quién ganó? ¿Quién de ellos se manejó mejor y nos convenció de la bondad de una futura gestión exitosa al frente de la CDMX? Ésta es la cuestión.

Tomo únicamente dos puntos de vista, lo que deseo ilustrar es el poder de nuestras creencias.

Guadalupe Loaeza: “…para mi gusto fue Santiago Taboada el mejor de los tres candidatos”.

Genaro Lozano: “Clara ganó el debate porque sentó el tono y no titubeó”.

En sus respectivos análisis, por supuesto, muy lúcidos y sin sesgos, cada uno de ellos presenta una lista de aciertos y errores cometidos durante el debate. Si los hemos leído con anterioridad entonces sabemos el pensamiento “fifí” y el del “chairo” y de allí se derivan las consecuencias irremediables. Allí está la jaula.

Lo que afirmo es que cada uno de ellos está atrapado en sus propias creencias. Antes de leer sus artículos era predecible la opinión que cada uno de ellos tendría. No se necesita mucho cacumen para saber cuál habría de ser su opinión, no obstante, su acalorada defensa del análisis “objetivo” que dicen haber realizado.

Por supuesto, no me atrevo a poner mi opinión porque me descubriré en mis propios sesgos, me acuso, soy víctima de mis creencias.

¿Cuál es mi punto aquí? Que nadie identifica la trampa en que está enclaustrado, de modo que podemos hacer listas muy largas de pros y contras para, de todos modos, concluiremos con que lo mejor es lo que apoya nuestra creencia, porque eso es lo que vemos, “es el cristal con que estamos mirando”.

A los jóvenes, que los tiene sin cuidado lo que está sucediendo en la esfera política, sí puede sucederles que vean más objetivamente estos debates, si es que los ven.

La participación de Salomón Chertorivski está más libre de creencias preformadas y deformadas, porque se le desconoce. Entonces puede lograr ser escuchado con menos sesgos. Si él aprovecha esta ventaja, puede conseguir que aprecien sus proyectos. Si es que lo escuchan.

Lo que deseo compartir contigo es la importancia de percibir nuestras propias trampas. ¿Qué creencias nos atrapan? Si ya estamos atrapados ¿cómo nos liberamos? Es un Jaula, pero es de cristal, no podemos verla, sólo darnos de topes frente a ella.

El camino es largo, te lo he planteado en otros artículos. Te lo ilustro con el diagrama que te anexo, espero que lo veas, la secuencia es la siguiente: creencias-pensamientos-actitudes-emociones-decisiones-acciones-resultados y éstos, que impactan a las creencias, ya sea para fortalecerlas o para modificarlas.

Figura 1