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Habilidad No. 11 de la Inteligencia Emocional

Apr 16, 2025
Virtuosum
Habilidad No. 11 de la Inteligencia Emocional
6:30
 

 

 

¡HOLA! Bienvenido a Miércoles de Liderazgo. Te ofrezco ideas para fortalecer tu liderazgo dondequiera que lo ejerzas. Alfredo Esponda te da las gracias por estar aquí.

 

Me encontraba en un festejo de cumpleaños en Tuxtla Gutiérrez cuando se me acercó uno de mis sobrinos y me dijo: “Tío, vamos mañana a San Cristóbal de las Casas, vamos a estar el día completo, recorriendo las calles, respirando el aire tan sabroso de las alturas, viendo las artesanías que son tan bonitas, echándonos un cafecito bien cargado y luego comiendo unos ricos tamales de chipilín, ¿no gustas venir con nosotros? Acompáñanos, la vamos a pasar padre”

 

Con esos argumentos era irresistible no aceptar. Hay personas que tienen esa habilidad incorporada en sus capacidades naturales de comportamiento, saben cómo lograr que los demás hagan lo que ellos desean. Otros, ni lo intentan.

 

Como todas las habilidades que integran la inteligencia emocional, a algunos les parecen naturales y no ven en ellas nada sofisticado, pero otras personas ansían tener esas habilidades. Aprender y desarrollar estas habilidades es muy benéfico para nosotros, hagámoslo.

 

En el mundo de la fantasía existe una película muy recomendable INCEPCION (El origen) de Christopher Nolan que trata el fenómeno de lograr que otros deseen las cosas que nosotros queremos. Te imaginas lo bonito que sería que desearan lo que vendemos, qué fácil sería la mercadotecnia y todo el proceso de ventas.

 

La película nos enseña que “si logramos implantar una idea en el inconsciente a través de los sueños triunfamos”, si logramos que alguien sienta algo con nuestro mensaje ya vamos ganando. Las emociones son la clave para que una idea se arraigue. Bueno, pues de esto se trata inspirar, que la Real Academia nos da varias interpretaciones: “hacer nacer en la mente afectos, ideas o designios”. También nos dice: “iluminar el entendimiento de alguien y mover su voluntad”.

 

¿Qué hacer para conseguir que la gente desee aquello que nosotros queremos?

 

Necesitamos ser sembradores de ideas, ya sean aspiraciones, sueños, anhelos y deseos, para ello tenemos que aprender a crear imágenes de cuadros mentales, por ello la mercadotecnia nos llena de ilusiones al plantearnos “la casa de tus sueños”, “el automóvil más veloz”, “la ciudad más maravillosa”, “la playa más placentera para disfrutar de vacaciones”, etc.

 

Como no poseemos las capacidades de los productores de televisión hemos de desarrollar nuestras habilidades con el uso de la palabra. Usar palabras que posean magnetismo, color y fuerza para que quienes las escuchen sientan la emoción de contribuir a algo más grande que ellos mismos.

 

La base es contar con la confianza de aquellos a quienes se pretende inspirar. Una vez más, el ejemplo clásico es el John F. Kennedy al declarar en su toma de protesta: “Antes de terminar esta década seremos capaces de poner un hombre en la luna y hacerlo regresar a la tierra sano y salvo”. Lo lograron el 20 de julio de 1969. En este caso, pintaron un gran cuadro y contaban con los recursos para hacer realidad este gran sueño que inspiró a todo un pueblo.

 

Otro caso célebre de inspiración es el de Martin Luther King: “Yo tengo el sueño de que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los exesclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad” Este sueño portentoso inspiró a millones de la población negra de los Estados Unidos y abrió las mentes de muchos blancos, pero en el primer cuarto del siglo XXI todavía hay graves problemas de racismo y discriminación.

 

Si seguimos los dos ejemplos anteriores hemos de observar que pintan cuadros de situaciones ambiciosas, pero a aquellos que puedan seguirlos. De nada sirve pintar cuadros a gente que no tiene el menor interés.

 

En las calles solemos escuchar a tremendos merolicos que hablan con entusiasmo y fe de los menjurjes maravillosos que venden, ya sea para el cólico como para los amores perdidos.

 

La definición clásica de un líder nos la dejó el gran Peter Drucker al afirmar: “líder es aquel que tiene seguidores”, quienes no tienen seguidores, pero sí gente obediente bajo su mando es jefe, pero no líder.

 

En consecuencia, necesitamos tener credibilidad para ser escuchados. Quienes suelen exagerar o mentir al ofrecer una mejora, pierden rápidamente su credibilidad. Poseer un gran sentido ético en su comportamiento o en su verbo, es un paso necesario para inspirar.

 

Acercarse a los seguidores con frecuencia para mostrar interés en ellos es otra plataforma de conquista. Si somos un desconocido(a) para el grupo que deseamos persuadir, difícilmente lograremos inspirarlos. Hay muchas personas que transmiten de inmediato la confianza y logran conectar rápidamente con las personas a las cuales se dirigen.

 

Las personas siempre están observando a sus líderes, por ello, es preciso cuidar lo que dice y cómo lo argumenta. Los seguidores quieren coherencia en los planteamientos. En la segunda década del Siglo XXI estamos viviendo (sufriendo) a un líder incongruente y ocurrente, aunque solo es presidente de los Estados Unidos tiene tanto poder que actúa irresponsablemente ante la televisión y ha conquistado el repudio del mundo entero. Así que su capacidad para inspirar se está quedando lejos, cada vez más lejos.

 

Los líderes inspirados creen en sus propósitos de largo plazo y logran trasmitir emoción porque la sientes profundamente, actúan de acuerdo con esa visión que tienen y mantienen de manera consistente a lo largo del tiempo. No son de una manera en unos casos y luego, diferentes en otros casos.

 

Tenemos ejemplos de sobra en los diputados que nos representan ante el Congreso de la Unión. Cambian de partido, de ideas y de proyectos como una veleta al viento.

 

Te pido reflexionar y fortalecer tu habilidad de inspirar.

 


¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

 

CICERÓN: Ningún hombre ha llegado a ser grande sin un toque de divina inspiración.

 

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