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La Maldición de la Jubilación

Mar 10, 2023
Virtuosum
La Maldición de la Jubilación
5:10
 

 

Ernesto se pasó los últimos cinco años laborales soñando con que ya se acercaba el momento de su jubilación. A todos sus compañeros de trabajo les contaba la gran cantidad de ideas que tenía para disfrutar de su futuro tiempo libre, ahora sí podré ir a las jugadas de dominó con ustedes, iré a Huatulco y también pasearé alegremente por el Parque México, me sentaré en una mesa que tenga vista hacia el parque y me pasaré la tarde tomando café.

 

Los años pasaron y cuando menos se lo esperaba lo llamaron de la dirección de recursos humanos para darle su salida con todas las de la ley, le dijeron “ya no formas parte de esta empresa”. Sintió que se le desgarraba el alma. Derramó una lágrima con la mayor discreción. Se la limpió y tomó el camino hacia la calle.

 

Los primeros días fueron de cama, descanso obligado después de tantos años de pararse a las seis.

Tomaba el desayuno con calma al lado de su esposa, ya no había niños porque habían crecido sin verlos crecer, ya hasta eran papás y Ernesto era un abuelo con toda la barba. Tomó el periódico y comenzó a leerlo con prisa hasta que se dio cuenta que ahora sí podría disfrutar de la lectura tomándose su tiempo.

 

Como a las once salió a dar un paseo, fijándose en detalles que antes no veía. Regresó a las dos para comer y sorprendió a su esposa porque no lo esperaba. ¿Por qué no ves el noticiero en la tele mientras yo hago la comida? Su esposa no lo quería cerca.

 

Después de un tiempo sintió las ganas de una siestecita, pero no le funcionó. No tenía la costumbre. El día se le estaba haciendo largo y pesado. Se le ocurrió sugerirle a su esposa que podrían ir al cine. Ella no quiso, no era sábado. Salió a la calle para entretenerse, sin saber qué hacer.

 

Al día siguiente decidió buscar a sus amigos, los de la oficina. Saludos alegres y festivos, pero acababan pidiéndole que no les quitara el tiempo, tenían que hacer su trabajo. Quedaron de verse a la hora del lunch, pero ya no fue como antes, los temas de conversación no lo involucraban, se sintió marginado.

 

Pasaron los días y no encontraba qué hacer. Todos sus conocidos tenían compromisos. En un descuido se cayó y se rompió el fémur. Comenzaron las enfermedades. Una grande desató muchas complicaciones menores. Durante los 40 año de trabajo nunca se enfermó. Presumía de no haber faltado un día al trabajo.  ¡Pobre Ernesto! La jubilación le duró cuatro años y algo más, murió de una trombosis.

 

A esto llamo yo la maldición de la jubilación, a caer en situaciones de vacío emocional, a distraerse con nimiedades que no lo enaltecen y a cosechar rechazos de gente querida pero ocupada.

 

La alternativa está a la mano, hoy en el siglo de la tecnología se puede uno proponer un plan de vida para la jubilación. Todo está en comenzar 5 años antes. Es preciso cultivar intereses nuevos que están a la mano, por ejemplo, en la universidad virtual corporativa podemos encontrar más de 300 cursos en línea que podemos tomarlos en tiempos perdidos y a la larga formarnos como expertos en temas acordes con nuestro currículum laboral de modo que una vez jubilados podamos ofrecer nuestro conocimiento y experiencia a pymes necesitadas de apoyo. También se puede buscar en cursos de e-learning donde encontraremos algo de nuestro interés.

 

Si se es un lector nato podríamos hacernos al propósito de dominar la literatura rusa, bastaría comenzar con El Jugador de Dostoievski para apasionarnos y continuar con otras obras del mismo autor para luego bucear en las obras de Tolstoi y Anton Chéjov. Lo mismo diríamos por cultivar nuestro interés en la literatura francesa o bien las grandes obras de la revolución mexicana desde Martín Luis Guzmán hasta la más reciente de 2022 de Arturo Pérez Reverte.

 

Si somos más manuales podríamos entrarle a la carpintería o bien a la jardinería, de lo que se trata es de darle forma a un plan de vida que convierta a la jubilación en una bendición. Mientras que en el primer caso la jubilación se extiende a unos cuantos años, en el segundo caso los jubilados alcanzan edades que superan los 90 años. Disfrutando de una riqueza que los lleva a la plenitud.

 


 

¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

 

Soren Kierkegaard: Nuestra vida siempre expresa el resultado de nuestros pensamientos dominantes.

 

 

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