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¿Quién Guía tu Camino?

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Virtuosum
¿Quién Guía tu Camino?
6:49
 

 

Es frecuente escuchar a personas soberbias afirmar que son los amos de su destino u otras que dicen que son los capitanes de su alma. ¿Es cierto esto?

 

Hace pocos años el Dr. Paul McLean emitió su teoría del cerebro “triuno”. Consiste en comprender que tenemos tres cerebros combinados que gobiernan nuestra conducta.

 

El primer cerebro es el reptiliano, un vulgar cocodrilo que reacciona como lo que es: un animal. No piensa, no decide, sólo actúa irracionalmente, por impulsos. Es en esencia, lo más primitivo que hay en nosotros. ¿Qué tan cerca estamos del primitivismo? Imaginemos una escena: estamos llegando tarde a una reunión importantísima, la calle está congestionada, no hay lugar para estacionarnos. A lo lejos vemos un lugar y aceleramos, en eso vemos que un auto se mete en sentido contrario para ganarnos ese lugar. Le prendemos las luces, le tocamos el claxon y le gritamos “yo lo vi primero”. Nos gana el lugar y nos volvemos unos salvajes. Nos brota el primitivismo irremediablemente. Perdimos el control y no sabemos por qué.

 

El cerebro reptiliano tiene a su favor que trabaja las 24 horas del día, sin descanso. Se hace cargo del bombeo de nuestro corazón, de todas las funciones no reguladas de nuestro cuerpo, está siempre alerta, aun cuando estamos dormidos.

 

El segundo cerebro es el límbico que tiene a su cargo las emociones, se hace cargo de orientarnos al principio básico de huir de lo doloroso y de acercarnos a lo placentero. Si aceptas que la meta en la vida es buscar la felicidad, entonces, este cerebro es el conductor.

 

Después de varios siglos de existencia del “homo sapiens” surgió el tercer cerebro: el neocórtex. Es el cerebro exclusivo de los humanos. No compartimos este privilegio con ninguna otra especie. Estamos empezando a compartirlo con los robots, pero tardarán en aprender, aunque a veces, los avances de la Inteligencia Artificial nos sorprenden.

 

Los tres cerebros se encuentran integrados en uno solo, en el “triuno”. Se comunican permanentemente, pero hay uno que predomina. Para quienes no han cultivado sus capacidades intelectuales les surge “lo bestia” a raudales, pierden el control con gran facilidad, gritan, ladran, brincan como simios y se convierten en engendros humanos. Tal vez en tu oficina tienes casos como estos, tal vez tu jefe o alguien que tiene poder y no siente la necesidad de controlarse, o simplemente, no puede.

 

Siglos después la especie humana desarrolló su segundo nivel: el cerebro límbico. Es susceptible de ser educado y dominado. En marzo de 2019 el gran tenor veracruzano Javier Camarena, tuvo un éxito sobresaliente en el Met de Nueva York cantando en la ópera La Hija del Regimiento de Donizetti. El caso es que en cada una de sus ocho presentaciones le aplaudieron tanto que repitió el aria principal, algo inusitado. En la última presentación tuve oportunidad de ver cómo, no obstante su férreo control emocional, un par de lágrimas escurrían por sus mejillas. La emoción lo desbordó, pero no sonrió, ni gritó, ni bailó. Guardó la compostura de manera extraordinaria. Camarena confesó en una entrevista que lleva muchos años haciendo ejercicios de control emocional y lo demostró.

 

De modo, pues, que el neocórtex que dirige nuestra vida, al encargarse de los pensamientos sofisticados y elaborados, capaz de tomar decisiones analizadas y pensadas, puede y debe educar y controlar a los otros dos cerebros. Si el neocórtex no educa al reptiliano y al límbico, los desbordamientos conductuales surgen inexplicablemente. Esa falta de educación emocional y del carácter nos orilla a realizar actos imprudentes, a veces, temerarios o inadecuados a la circunstancia.

 

La rectoría de nuestra vida está en manos del neocórtex, si hace su trabajo con la educación de los cerebros reptiliano y límbico, podemos llevar una vida controlada y bien dirigida hacia fines superiores que nos producen bienestar y felicidad.

 

Algo para reflexionar, ¿de acuerdo? Por lo pronto, disfruta de una semana feliz y productiva.

 


 

¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

 

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